Desarrollo intrauterino

A las seis semanas de gestación la espina dorsal, el tórax y el abdomen estan definidos y se cierra la medula espinal. Se está adelantando en la formación de los rasgos generales y ojos y dedos de manos y pies empiezan a surgir, aunque no crecen ni los brazos ni las piernas. Mide algo más de dos centímetros y su peso es de un gramo.

Tan sólo dos serenas más tarde su peso ha duplicado y se van perfilando ojos, nariz, boca,orejas.


Entre el tercero y cuarto mes del embarazo, a las 14 semanas, mide de 13 a 17 centímetros y el peso supera los cien gramos. Cabeza, brazos y piernas están claramente definidos. Se forman los párpados, comienza a completarse la configuración del cerebro.

Los genitales externos aparecen diferenciados según el sexo. Por lo general, flota en el líquido amniótico con la cabeza arriba. Posteriormente se colocará hacia abajo.

A las 18 semanas adopta una posición supina, con la cabeza ligeramente más baja que los pies. Se han empezado a osificar varios huesos y se deposita grasa bajo la piel. Han aparecido las cejas y las pestañas.

Mide entre 20 y 25 centímetros y su peso va de los 250 a los 300 gramos.

La madre se percata de los movimientos.

Entre las 22 semanas y los seis meses, la apariencia es la de un verdadero bebé. Ha empezado a crecer, y el peso bordea el medio kilogramo, midiendo unos 30 centímetros. A veces, la madre deja de percibir los movimientos, y si es por lapsos prolongados, se asusta. (Jbmo to^Io ser viviente, el bebé necesita descansar. En otras ocasiones, los movimientos pueden ser especialmente vigorosos, coincidiendo por lo general con momentos de actividad o de tensión de la madre. Pueden indicar que ha disminuido la cantidad de oxígeno que el bebé recibe habitualmente y llama la atención con una patada y la regíeción espontánea de la sorprendida madre es inhalar aire, que es justamente lo que le estí^ pidiendo.

A partir de este punto del embarazo es frecuente que se advierten protuberancias en el vientre, particularmente en las mujeres delgadas, y hasta se pueda tocar lo que podría ser un pie, o una rodilla, quién sabe.

Los golpes fuertes que la madre sienta son producidos por piernas, brazos o la cabeza.

A las 26 semanas el bebé (hablemos con propiedad de bebé), aparece cubierto por una sustancia grasosa que se llama "vérnix caseosa". Sus ojos están abiertos y la piel ha tomado un aspecto arrugado. Mide alrededor de 35 centímetros y su peso se ha duplicado, llegando ya a los 1.000 gramos.

A las 30 semanas, más o menos dos meses antes del parto, el bebé es un pequeño viejecito, por su aspecto arrugado. Si es niño, los testículos han descendido al escroto. Mide alrededor de 40 centímetros y su peso bordea los dos kilogramos. En el 97 % de los casos, ya ha adoptado una posición adecuada, con la cabeza hacia abajo, las nalgas hacia el frente y un tanto ladeado. La madre puede comprobarlo palpando su abdomen, y tal vez se sorprenda al descubrir que su ombligo ya no es una cavidad, sino que está virado hacia fuera.

A cuatro semanas de la fecha estimada para el parto, el bebé ha perdido su apariencia arrugada y una substancial cantidad de grasa se ha acumulado bajo la piel. Hay mayores centros de osificación, como en los huesos de las piernas. Mide unos 45 centímetros y su peso váp.e los 2.200 a los 2.500 gramos. Posee un adecuado grado de maduración y ha adquirido suficiente fuerza como para subsistir ya fuera del seno materno. Pero le faltan unas cuatro semanas más.

Esas cuatro semanas, más o menos, son de continuo crecimiento para el bebé que se prepara para salir a enfrentar el rudo mundo exterior. Aumentará unos 250 gramos por semana su peso, hasta alcanzar entre los 3 y los 4 kilogramos como norma general. Medirá alrededor de los 50 centímetros poco más o menos. Su piel está densamente cubierta por vérnix caseosa, sus uñas son sólidas y rebasan las puntas de los dedos. El sistema circulatorio, el tracto digestivo, están a punto y bajo la piel una buena capa de grasa le asegura calor. Sus órganos respiratorios se encuentran bien desarrollados y entrarán en funciones en cuanto nazca. El útero de la madre, por su parte, ha crecido a su mayor altura, unos cinco centímetros más arriba del ombligo.

Todo está preparado para el día D y la hora H.

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