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Ciclo menstrual

Se trata de una aventura en verdad asombrosa.

Al nacer, toda mujer trae en sus dos ovarios algunos miles de óvulos, de los cuales entre trescientos y cuatrocientos madurarán desde la menarca (aparición de la menstruación) hasta la menopausia.

Durante su etapa reproductiva, cada mes (generalmente cada 28 días, aunque se considera normal entre los 26 y 32 días) la mujer menstrua es decir, tiene su regla.

El ciclo menstrual comprende tres etapas:

a) Proliferativa: comienza inmediatamente después de una regla. Los ovarios, accionados por la hipófisis, producen estrogenos que actúan sobre el endometrio, tejido con aspecto de un velo que reviste la cavidad interna de la matriz o útero, haciendo que tal tejido crezca y prolifere.

b) Ovular o secretora: habitualmente a la mitad del ciclo. Un óvulo, de cualquiera de los ovarios, se desprende envuelto en una gota de jalea, dejando la cavidad del folículo, donde estuvo alojado, vacía, la que rápidamente se llena del tejido de sus paredes y forma una bolita a la que por su color se llama "cuerpo lúteo amarillo" y que es una glándula endocrina, productora de las hormonas foliculina y progesterona. Estas hormonas actúan sobre él tejido endometrial, preparándolo para acoger un embarazo o, en su defecto, para que se produzca la menstruación.

c) Menstruación: si no se produce embarazo, el tejido endometrial se desprende de la cavidad de la matriz causando el sangramiento.

La fecundacion

El óvulo que ya se encuentra en la trompa de Falopio, o que es recibido por los espermatozoides que la octípan, es de inmediato rodeado por éstos.

Un solo espermatozoide consigue perforar la membrana que envuelve al óvulo.

Es la cabeza del espermatozoide la que penetra, desprendiéndose la cola, que desaparece. La cabeza aumenta de tamaño y se aproximáis núcleo del óvulo, de hecho se ha constituido el huevo. Tiene dos núcleos, en cada uno de los cuales hay 23 cromosomas. Ambos se reúnen formando una sola placa ecuatorial que contiene 46 cromosomas. Desde ese momento existe un nuevo ser.

La fertilización ha tenido lugar en el tercio externo de la trompa. Cada uno de los cromosomas se divide en dos y cada mitad sube a uno de los polos, dando origen a los núcleos de dos nuevas células cuya pared de separación aparece de inmediato. Las sucesivas divisiones celulares son ecuacionales, dos, cuatro, ocho. La fragmentación forma un grupo de células que recibe el nombre de mórula. Las células se vuelven desiguales. Algunas se dividirán con mayor rapidez y envolverán completamente a las demás. Esta envoltura formará los anexos del embrión, por ejemplo la placenta. Las restantes, protegidas, proseguirán su desarrollo. En una cavidad interior que contiene líquido se encuentra el brote embrionario.

El huevo fecundado ha descendido el canal tubario llegando al útero o matriz, donde se implanta en la pared superior y lateral, lo que sucede al séptimo día de la fecundación. Corresponde al vigésimo día del ciclo.

El sexo

El nuevo ser que se está formando tiene sexo. El óvulo tenía 23 cromosomas: 22 más X. El espermatozoide que lo fertilizó otros veintitrés: 22 más X o 22 más Y. Allí radica la diferencia. Si la suerte quiso que también el espermatozoide fecundador tuviera el cromosoma X el nuevo ser será del sexo femenino. Pero si el cromosoma sexual del espermatozoide es Y, la criatura pertenecerá al sexo masculino.

Las células espermáticas provistas de cromosomas Y son más pequeñas y de vida más breve que las portadoras de cromosomas X. Si el acto sexual coincide con la maduración del óvulo, es decir, el día de la ovulación, la célula espermática provista de cromosomas Y, que es más veloz que la portadora de cromosomas X, llegará antes al óvulo. De tal circunstancia resultaría un varón. Si la unión tiene lugar cuarenta y ocho horas antes de la ovulación, el óvulo maduro seguramente será fecundado por una célula espermática provista de cromosomas X, de vida más larga, lo que dará origen a una hembra.

Gemelos

La predisposición a los embarazos múltiples, con frecuencia, es hereditaria. Una misma mujer puede tener varios embarazos múltiples.

Salvo la sobrecarga que debe soportar el tejido de la matriz, estos embarazos y los consecuentes partos, no se diferencian, en general, de los otros, aunque el control y las atenciones médicas revisten especial importancia.

Por lo común, se tiende a diferenciar mellizos de gemelos, pero para los médicos son palabras sinónimas. Sólo se refieren a "embarazo gemelar univitelino" o "embarazo gemelar bivitelino".

En el primer caso, los gemelos proceden de un sólo óvulo. Se desarrollan en una célula única que, inmediatamente después de la fecundación, se divide en dos partes, las cuales se multiplican por separado pero su alimentación se efectúa por una sola placenta.

Estos gemelos procedentes de un solo óvulo son siempre del mismo sexo. Tienen desconcertantes parecidos en sus reacciones espontáneas y, en general, sicológicos y conductuales.

Los gemelos bivetilenps proceden de dos óvulos desprendidos del ovario con uno o dos días de intervalo. Al ser fecundados los dos óvulos se produce un embarazo gemelar.

Los gemelos procedentes de dos óvulos no tienen por qué parecerse más que otros hermanos corrientes, salvo, por supuesto, que tendrán la misma edad.

La implantacion

El huevo ha estado creciendo libre en el útero, durante tres o cuatro días. Se une a la mucosa uterina destruyéndola y las células periféricas del huevo se hunden en los tejidos uterinos y son rodeados por un derrame de sangre de los tejidos maternos, abriéndose enseguida los vasos de origen fetal. Queda formada la placenta y se establece una circulación sanguínea que va de la madre al embrión.

Al desarrollarse, la placenta se constituye en una maravillosa fábrica. Su buen funcionamiento es vital para el curso del embarazo.

Es a través de la placenta que el hijo respira, se nutre y elimina los productos de su metabolismo. La placenta también produce hormonas y forma la llamada barrera placentaria, una capa constitulla por vellosidades y pequeños vasos donde se separan las dos circulaciones, la de la madre y la del feto. Es una suerte de filtro que impide el paso de ciertas substancias, protegiendo al nuevo ser en formación.

A la placenta llegan los nutrientes y la oxigenación y se evacúan los desechos, a través del cordón umbilical. El cordón umbilical mide aproximadamente 40 centímetros de longitud y en su interior corren dos arterias y una vena. A la inversa de lo que ocurre en el resto del organismo, la sangre arterial circula por la vena y la sangre venosa por las arterias. En la vida intrauterina se respira y se oxigena por la placenta, los pulmones no funcionan. Sólo al nacer el sistema cardiorrespiratorio comienza a funcionar.

El nuevo ser en desarrollo, la placenta, el cordón umbilical y el líquido amniótico, se encuentran envueltos en dos membranas. La interna es delgada y la externa más gruesa. No existe medicamento ni cirugía que pueda reparar las membranas rotas.

El feto flota en el líquido amniótico, que es de aspecto claro y transparente, y actúa como un amortiguador para eventuales golpes o sacudidas. Si el líquido amniótico llegare a cambiar su coloración, apareciendo verdoso, indicaría disminución de la oxigenación.

La aglomeración primaria de células, que recibe el nombre de mórula por su forma de mora (del latín: mórula), ha dado origen a tres hojas blastodérmicas. De la hoja interna se desarrollarán los pulmones, el hígado, el aparato digestivo y las vías urinarias. De la hoja blastodérmica media se originan la columna vertebral, los huesos, los músculos, las glándulas genitales, los riñones y los vasos sanguíneos. De la hoja externa se formarán la médula, los nervios, el cerebro y la piel.

En ese momento, la célula germinal se había convertido en embrión y fijado en la membrana de la matriz, su nido para los nueve meses del embarazo.

Al cabo del priméy mes el embrión mide o minos un centímetro.

La envoltura que lo rodea, qtie también contiene el líquido amniotico, equivale en su tamaño al huevo de una paloma.

En esta fase, cuando la madre no tiene ninguna noción de lo que está sucediendo en su interior, comienza a formarse, en su manifestación más simple, el corazón de su hijo.

La herencia

Toda célula humana normal contiene en su núcleo 46 cromosomas, filamentos nucleares que son portadores de los principios de la predisposición hereditaria. El sexo es una de esas predisposiciones hereditarias. Las células masculinas, espermatozoides, y las femeninas, óvulos posen cada una sólo la mitad de ese número de cromosomas. Al unirse en la fecundación se completan, dando origen a las llamadas células germinales, células que señalan el comienzo de una nueva vida, un ser diferente de padre y madre, células que cuentan con el número completo de 46 cromosomas.

Los 23 cromosomas del óvulo llevan siempre el germen del sexo femenino, el cromosoma X. Por su parte, el espermatozoide, también con 23 cromosomas, puede portar el germen del sexo femenino X y entonces el nuevo ser pertenecerá al sexo femenino. Pero si el germen lleva el cromosoma Y, resultará del sexo masculino. Como se señaló en el capítulo " La fecundación", el espermatozoide y el óvulo resultan de la división redüccional de una célula de hombre y mujer, respectivamente. La mujer siempre da mujer y el hombre, mujer u hombre.

Leyes de la herencia

El religioso y botánico austríaco Gregorio Mendel (1822-1884) estudió en los vegetales los fenómenos de la herencia y la hibridación.

Comprobó la existencia de leyes naturales referentes a la herencia, de acuerdo con las cuales prevalecen unas características con preferencia a otras. A las primeras las denominó dominantes y a las otras, recesivas.

Mendel advirtió que las características recesivas no desaparecían del todo, pues en generaciones posteriores solían reaparecer algunas.

Como consecuencia de sus investigaciones, Mendel pudo poner las bases de las leyes de la herencia que en su honor son conocidas como leyes de Mendel.

Las características físicas están registradas en los cromosomas o filamentos nucleares, o, más exactamente, en los genes que los integran. Los genes estárifsituados en parejas que, si son ¡guales, se les denomina homocigóticos, y si diferentes, heterocigóticos. En este último caso, uno de los genes dará características dominantes y el otro recesivas.

Entre los caracteres hereditarios, o genéticos, más comúnmente perceptibles, están la estatura, el peso, el color de la piel, del pelo, de los ojos, la nariz, la barbilla.

Como caracteres dominantes, mencionemos por ejemplo: la piel morena sobre la blanca; los ojos pardos sobre los verdes; y los negros y pardos sobre los azules; el cabello negro o el castaño sobre el rubio, etc.

Padres de ojos negros o pardos pueden tener un hijo de ojos verdes, que es recesifo, si lo hereda de un abuelo o bisabuelo.